domingo, 22 de junio de 2008

PARA UN HIJO BUENO




CARTA A UN HIJO BUENO

La muerte de un ser querido como el padre – o la madre- jamás es lógico, nunca es razonable.
La muerte, lo sabemos, es un barco en el que vamos todos, en el que todo va. La muerte del padre es una luz al revés, es un abismo que oscurece las entrañas, un vacío lleno de remolinos incoherentes, una angustia opalina que nubla el mirar y entristece todo sentir, un palpitar de espinas y una desolación en donde anida todo desamparo.
La muerte del padre es una forma de muerte ontológica. Algo del ser de uno muere al morir el padre. No importa que edad tenga uno cuando el padre muere, uno en ese instante, se convierte en huérfano, en desprotegido, en desvalido.
Del padre – y de la madre – no solo recibe uno la vida, sino el sentido de la vida. Son ellos quienes demarcan los linderos del bien y del mal; la que le da color y valor a las palabras; la que armoniza la inteligencia, la que enseña a uno a vestirse, a bañarse, a respetar a los demás y entender que el mundo es un tejido peligros en el que hay que aprender a ser funámbulo o perecer a la primera caída. Del padre – y de la madre- aprendemos a querer, a distinguir, a entender que es lo razonable y que lo caprichoso. La madre – y el padre - son la realidad, la conciencia, la seguridad y la esperanza que vuelve fe, alegría y bienestar. Los padres son siempre futuro y garantía de vida. Por ello, si uno de ellos falta, uno se queda convertido en pobre mortal, con las manos vacías, llenas de nostalgia y de un dolor absolutamente desproporcionado con el tiempo que podemos vivir. Vivimos en dolor como si fuéramos eternos e infinitos.
De todo esto, solo hay un consuelo, uno solo. SI HICISTE TODO POR RESPONDER A SU AMOR CON AMOR, A SUS ATENCIONES CON ATENCIONES Y A SU VIDA CON TU TIEMPO Y VIDA…..la vida que te resta después siempre puede estar llena de bellos momentos, de sonrisas, de amaneceres de esperanza y sobre todo… si piensas en lo que ellos sufrirían viéndote padecer, por solo complacer, el dolor se te volverá tibio y poco a poco se ira convirtiendo en calor y dulcisima compañía.
Primero, hay que asumir el dolor en toda su plenitud. A nadie le pueden dar puñaladas sin que sangre en abundancia. Deja que las lágrimas corran y corran…serán como lluvia sobre tu pesar.
Regocíjate pues de la fortuna de haber tenido un padre y una madre como ellos y reconfórtate sabiendo que no pudiste ser un hijo mejor…y no olvides que en tu voz están sus palabras, en tus pensamientos sus ideas y en tus pasos la risueña alegría que siempre fuiste para ellos. Tu y solo tu, eres su resurrección. En ti está su luz, su amor, la inagotable confianza de que en el mundo todo puede fallar, MENOS SU CARIÑO. Y de todo ese caudal, el único dueño eres tu. No lo olvides nunca.
Un abrazo… y otro abrazo

Para el gran amigo de mi hijo – doblemente mi amigo – Mike el Cartonista (Notiver), con mi mas sentido pésame por la partida de su señor padre.

2 comentarios:

Wii dijo...

Pues un respetuoso pésame a Miguel que es una gran persona, muy agradable y trabajador.

Abrazos.

Roger Cortes Carrillo dijo...

Wii:
Efectivamente, ha formado su familia y está luchando por salir adelante, aun cuando no tuvo la suerte de Roger para terminar una carrera profesional.
Y si, estás en lo cierto, es una excelente persona y muy inteligente.
Abrazos